I Don't Like Mondays

12 de noviembre de 2006

Últimamente se está hablando mucho del "acoso escolar". Cada día podemos leer un nuevo caso en el periódico relacionado con la violencia en las aulas. Todos sabemos que este problema viene ocurriendo desde hace muchos años. ¿Quién no ha conocido a ese niño/a gordito o con gafas que recibía todo tipo de insultos y burlas por parte de sus compañeros de clase?

Tristemente, aunque ahora todo este asunto esté generando una gran polémica, aún queda mucho por hacer y yo creo que la parte primordial es encontrar la raíz del problema. Los más osados se atreven a echarle la culpa al sistema educativo o incluso al gobierno que lo implantó. No digo que no tenga que ver, pero como se dice popularmente..."los árboles no te dejan ver el bosque"; y ése es el verdadero problema. No queremos darnos cuenta o nos negamos a contemplar la posibilidad de que quizá no estemos educando bien a nuestros hijos. Somos capaces de ir a un programa de televisión a que una "niñera" nos ayude a criar a los niños en casa, pero ¿y cuando los niños no están en casa?. En el colegio, el profesor es la figura autoritaria, no sólo ha de enseñar geografía y matemáticas, ha de inculcar valores y normas.

Al hecho de que un niño llegue a su casa llorando todos los días porque sus compañeros le hacen la vida imposible le quitamos importancia porque "son cosas de niños". Sin embargo, a un profesor le insultan y le pinchan las ruedas del coche y ya podemos decir en mayúsculas que eso es "acoso y violencia escolar". Ciertamente, son distintos niveles, no es lo mismo acosar a una persona más débil que a un adulto; pero aún así no queremos darnos cuenta de las repercusiones del maltrato psicológico, que pueden llegar a ser incluso más graves que las producidas por el físico.
Después de tres denuncias que no llegaron a ningún lado, un chaval intentó suicidarse bebiendo lejía. ¿Hay que llegar hasta ese punto para que tanto el centro escolar como los padres de los "niños maltratadores" vean que hay un grave problema?, ¿tan orgullosos somos como para aceptar el hecho de que nuestros hijos, por la causa que sea, son capaces de machacar a otro niño hasta el punto de querer llevarle a quitarse la vida?.

Lejos de poner solución, la enseñanza obligatoria hasta los 16, agravó más el problema. En los hogares en los que a los menores no se les motiva a ir al colegio, a aprender, lógicamente van forzados y sin ningún tipo de aspiración y "matan" el rato divirtiéndose, haciendo gamberradas.

Todos los que hemos visto la película "Bowling for Columbine" pensamos que "estos americanos están locos". ¿Lo están?. Sí, coger un rifle y ponerse a matar a diestro y siniestro en un colegio, es injustificable pero yo, al menos, entiendo qué les motiva a hacer eso. Y si en nuestro país tuvieramos acceso libre a las armas, ya habríamos visto unos cuantos casos como ese.

En fin...espero no haberos aburrido demasiado. Ah! y todos los comentarios al respecto serán bien recibidos! :-)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy muy buena crítica, señorita. Como se suele decir, se junta el hambre con las ganas de comer. La cultura pasa de un segundo plano en el cual estaba antiguamente (al menos se le tenía respeto) a un último lugar en la escala de valores, ya se opta sencillamente por los caminos fáciles y rápidos para todo... y se va tan rapido todo como llega. Creamos una sociedad aborregada, violenta, teleadicta y mil atribuciones más. No nos preocupamos por ella, por en que derivará esta situación, despues no podremos quejarnos al haber permitido esto de forma tan impune. Un saludo!